Evolución hacia máquinas más grandes, más eficientes y menos contaminantes_10.05.2015
La marca alemana Claas invierte 260 millones de euros en desarrollo, 6% de su facturación anual. Fabrica máquinas con orugas de goma desde 1993 –comenzó con una patente de Caterpillar, modelo Dominator–; desde 1995 sus cosechadoras ofrecen diferentes programaciones para distintos cultivos y actualmente su modelo Lexion cuenta con 24 programaciones. Sus ingenieros aseguran que ninguna otra marca la superó.
También desde 1995 cuenta con un sistema híbrido de cosecha, rotor y axial, donde se destaca el sistema APS (aceleración previa separación), con plataformas de siete a 50 pies de corte. Una pérdida de cosecha aceptable para Claas es de un máximo de 1% para todos los cultivos. Además, es la única marca del mercado que ofrece la posibilidad de ver el retorno de cosecha desde la cabina, según se explicó a El Observador Agropecuario durante una visita a su planta de Oncativo, Córdoba.
Hace algunas semanas el vicepresidente de Claas Argentina, Reynaldo Postacchini participó de una reunión en la casa matriz de la compañía, ubicada en Harsewinkel, Alemania. Allí se discutió varias horas sobre desarrollo, pensando en el año 2026.
La evolución apunta a máquinas más grandes, más eficientes y más amigables con el medioambiente (ver nota aparte). Y hacia allí se está trabajando.
El 80% de los equipos Claas cuenta con motores Mercedes Benz y el 20% restante es Caterpillar. Pero allí habrá novedades. Recientemente Caterpillar adquirió la marca Perkins, que la destinará a las máquinas agrícolas. Por lo tanto el 20% de los motores Claas pasará a ser Perkins. “Será exactamente el mismo motor, pero tendremos la ventaja de contar con los repuestos de forma más rápida, porque Caterpillar es una empresa que trabaja con los tiempos del rubro construcción y no maneja los tiempos agrícolas. De esta forma le aseguraremos al productor un mejor servicio postventa”, dijo Postacchini.
Ante los problemas de roturas generados por la falta de engrasado de los equipos por parte de los operarios, las últimas cosechadoras de Claas cuentan con engrase centralizado y también las cubiertas se inflan automáticamente al poner en marcha la máquina. Esta evolución demuestra que la mano de obra es cada vez menos imprescindible y que con la incorporación de tecnología se achica el márgen de error u omisión.
Claas Argentina tiene el segundo mayor taller de motores Mercedes Benz de Argentina y para solucionar los problemas de roturas ofrece dos opciones: la reparación, con un mínimo de 15 días y garantía de cero kilómetro; o la instalación de un motor nuevo en un plazo de 36 horas. Postacchini señaló que la mayor parte de los clientes opta por la instalación de un motor nuevo y consideró que eso explica en gran parte el éxito de las picadoras.
El empresario consideró que una industria de cosechadoras en Argentina es inviable, porque el punto de equilibrio es la fabricación de 1.500 unidades al año y en ese mercado se venden 1.300 cosechadoras cada año, por lo tanto ni teniendo el monopolio del mercado le alcanzaría.
Claas cuenta con 11 plantas y 24 agentes de venta en Argentina. Una de ellas está en Oncativo, Córdoba, donde se realiza el ensamble de las máquinas que son importadas de Alemania en contenedores. El costo operativo mensual de Claas Argentina es US$ 10 millones por mes o US$ 120 millones anuales, y en los últimos 10 años la firma cuenta con una plantilla de 200 empleados.
Los productos estrellas de Claas para las tareas de cosecha y picado son Lexion 780 y Jaguar 980, y sus precios en Argentina son US$ 805.545 y US$ 955.825, respectivamente.
A Sudamérica no le da la nafta
El desarrollo tecnológico en la maquinaria agrícola evolucionó mucho en los últimos años atendiendo las necesidades de mejorar la eficiencia, pero sobre todo atendiendo a las exigencias de las normas ambientales europeas. Sin embargo los nuevos motores que ya están funcionando en Europa no pueden ser utilizados en Sudamérica, porque acá no existe la calidad de combustible necesaria para alimentar a esos motores.
La última novedad en ese sentido fue desarrollada por Mercedes Benz. Se trata de un tanque de urea que se conecta al caño de escape y congela los elementos nocivos para la salud. Desde la compañía alemana aseguran que el gas que sale al ambiente es totalmente limpio e inofensivo, tanto que una persona podría ponerse una mascarilla y respirar solo el aire que sale de allí.
Lamentablemente los países de Sudamérica se han quedado en el tiempo y los ingenieros de Claas indicaron que la tecnología que se utiliza en esta región se ajusta a la reglamentación europea de 2006.
Sin embargo, también se destacó que uno de los países más avanzados de Sudamérica en la incorporación de tecnología es Uruguay.