La agricultura se enfría a las puertas de la zafra de invierno_22.05.2015
El combo para el área de invierno, especialmente para trigo, hace tiempo que no lucía tan negativo. Se conjugan factores financieros, con altos rendimientos de equilibrio en un año Niño que ocupa su lugar y que trae las temidas primaveras lluviosas para los cultivos invernales.
La decisión de los agricultores sobre el área de trigo se da luego de una zafra de soja que la falta de lluvias de febrero y marzo dejó con rendimientos inferiores a lo esperado. Con precios que no repuntaron, la ecuación financiera es más que desafiante con restricciones evidentes de liquidez.
A esto se suman los malos resultados en rendimiento y calidad del trigo la zafra pasada, con un alto volumen todavía sin comercializar. No solamente el trigo o los cultivos de invierno tienen números complicados, ya que hay zonas que directamente no se podría seguir con agricultura continúa y en las que hay que apostar a nuevos modelos.
La expectativa de siembra para el cereal para la campaña 2015/2016 se ubica entre 250 mil y 300 mil hectáreas, según las fuentes consultadas por El Observador Agropecuario. Esto implica una caída que oscilará entre 25% y 38%, con respecto a las 400 mil hectáreas sembradas la zafra pasada, según cifras de la Oficina de Programación y Política Agropecuarias (Opypa). El área promedio de trigo de los últimos cinco años fue de 466 mil hectáreas. Por lo tanto, de concretarse las expectativas de siembra, el área de trigo superaría por poco la mitad del promedio del último quinquenio y el registro sería el más bajo en más de seis años.
A la caída de precios se le suma que “venimos de tres zafras de invierno con problemas de comercialización que están en la memoria del productor”, explicó Gonzalo Souto, técnico de Opypa. Los problemas de comercialización no tuvieron nada que ver con dificultad de acceso a los mercados. La restricción se debió a la calidad e inocuidad.
Por un lado, la fusariosis provocó pérdidas físicas, de calidad e inocuidad por los niveles de toxina. Por otro, las lluvias generaron una caída en el peso hectolítrico que fue más marcada en algunas zonas que en otras. Esto llevó a altos volúmenes de stocks finales o carry over al cierre de las últimas campañas comerciales. Los mismos se ubicaron entre 300 mil y 400 mil toneladas.
Según los datos del Plan Nacional de Silos, al 1° de mayo, los stocks de trigo declarados ascendían a casi 650 mil toneladas de una producción 2014/2015 de alrededor de 1 millón-1,1 millones de toneladas.
Hacia delante las perspectivas de precios y los actuales niveles de costo requieren altos estándares de equilibrio. Esto es, el rendimiento al cual con determinado precio se cubren los costos totales.
En la última jornada de cultivos de invierno de Fucrea se presentaron las proyecciones sobre estos rendimientos y, especialmente, qué porcentaje de las chacras han logrado ese nivel de productividad. Para ello se tomó un precio del trigo de US$ 190 por tonelada y se mantuvo el valor de la renta respecto a la zafra pasada, aunque se está actualmente en pleno proceso de negociación.
Según los cálculos presentados por el asesor Diego Varalla, el rendimiento de equilibrio del trigo para el litoral sur en campo propio llega a 3.300 kilos/ha y 4.143 kilos/ha para el campo arrendado.
De acuerdo a los datos de Fucrea desde 2009 a 2014, el 58% del trigo en campo propio logró los rendimientos de equilibrio exigidos (3.300 kilos/ha) mientras para campo arrendado el porcentaje cae a 26%. Fuera del litoral sur del país –la zona agrícola tradicional– los porcentajes caen aún más. Varalla tomó en cuenta la alternativa cobertura-soja de primera y también en qué porcentaje de área propia y arrendada lograba los rendimientos de equilibrio, según la zona del país.
Los números de Fucrea marcan conclusiones claras en cuanto a zonas como el centro del país, donde casi se restringe la posibilidad de agricultura continúa. Es esperable que el área de trigo se concentre en las mejores chacras, especialmente en campo propio, donde exista margen de alcanzar los niveles de rendimientos previstos.
En donde los números claramente no den para trigo-soja, la primera reacción de corto plazo sería sembrar puentes verdes (coberturas) para luego ir a una soja de primera.
Varalla estimó en 15% el área en que ni la alternativa cobertura-soja de primera podría llegar a números de equilibrio. El asesor la consideró manejable teniendo en cuenta la estructura productiva. El 40% de las empresas CREA del litoral son ganaderas por lo que la absorción de ese 15% será un proceso natural que no implique grandes reestructuraciones.
En la medida que la superficie es limitada se puede absorber utilizando pasturas naturales. En las jornadas de Fucrea y en diálogo con Tiempo de Cambio de radio Rural, Varalla consideró que no es tan automático pensar en que se vayan a producir más gramíneas de verano (maíz, sorgo) apostando a encerrar ganado. Las proyecciones dan números rojos para estos cultivos y no se justifica la instalación de un corral, ya que el feedlot no debe ser una alternativa subsidiada por la agricultura.
Alternativas
Mientras las malterías apuestan a ganarle algo de área al trigo, la colza posiblemente crezca este año aunque no va ser representativa dentro de la superficie de invierno en el corto plazo. Al igual que el trigo, la cebada presentó problemas de calidad en la zafra pasada.
Este año las malterías ajustaron sus planes comerciales para atraer a más agricultores. Al comienzo de la zafra plantearon fijar negocios al 100% del contrato diciembre del trigo en Chicago, aunque eso no atrajo a los productores. Según la publicación especializada Monitor Agrícola, las dos empresas presentes en el mercado apuestan a superar la superficie del ciclo anterior.
Maltería Oriental permitió fijar hasta 1.000 kilos/ha a US$ 240 por tonelada, un precio que estuvo claramente por encima de las referencias del trigo en Chicago.
Más recientemente, Maltería Uruguay, del grupo Ambev, lanzó un plan que combina un precio fijo de US$ 220 por tonelada más la referencia del trigo en el mercado de Chicago.
En la colza ALUR paga un precio mínimo de US$ 440 por tonelada puesta. Si bien es un precio inferior a los US$ 500 por tonelada de la zafra anterior, es un valor atractivo, especialmente para los agricultores que le han “agarrado la mano” al cultivos en los últimos años.
Desde el punto de vista agronómico –como señalaron técnicos también de Fucrea- no se puede construir un modelo de colza y soja de segunda porque no sería sustentable.
Coberturas y pastoreo
Las alternativas de aprovechar los puentes verdes o coberturas con el pastoreo de animales son atractivas aunque hay que afilar el lápiz, no solamente en los márgenes económicos sino también en el impacto agronómico. El efecto positivo de una cobertura pastoreada con ganado depende del manejo. “Pastorear es el simple hecho de echar animales a comer pasto. De ahí a que surja un buen resultado, depende del manejo”, explicó Esteban Hoffman, director general de Unicampo a El Observador Agropecuario. Para realizar un manejo adecuado hay que tomar en cuenta diversas variables, entre las que se encuentran el tiempo de pastoreo que se le da al ganado y la altura de la cobertura después de cada pastoreo. A eso hay que agregar la fertilización y el consumo de agua de la pastura. El correcto rebrote determina el efecto de descompactación del suelo. Para obtener un buen rebrote se debe evitar el sobrepastoreo y se tiene que trabajar fuerte en la fertilización de las chacras con mucha historia de agricultura. El momento de quema de la pastura debe estar planificado en función del consumo de agua y tiempo de barbecho de cara a la siembra de verano. Por lo tanto, las virtudes de un buen manejo van a impactar positivamente sobre el potencial de producción del cultivo de verano posterior.