Promover la rotación con gramíneas es fundamental para reducir emisión de gases de invernadero_24.09.2015
La agricultura y la ganadería son responsables respectivamente del 16,3% y el 11,5% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) realizadas en la Argentina. El primer puesto –con el 42,7%– lo ocupa la generación y consumo de combustibles y energía provenientes de fuentes no renovables.
Tales datos –correspondientes al año 2012– fueron publicados recientemente en la Tercera Comunicación Nacional de la Republica Argentina a la Convención Marco de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
El cálculo de los inventarios de GEI para el sector agropecuario, además de los estudios sobre medidas recomendadas de mitigación, estuvo a cargo de un equipo integrado por investigadores del Movimiento CREA, Fundación Torcuato Di Tella, Escuela Superior de Bosques de la UNLP y Price Waterhouse & Co. Asesores de Empresas.
En la categoría “agricultura” se identificaron como principales fuentes generadoras de GEIs a las emisiones directas realizadas por cultivos fijadores de nitrógeno (fundamentalmente soja) y a las emisiones directas e indirectas de excretas animales en sistemas pastoriles (aspecto que, según el protocolo internacional, debe estar categorizado como “agrícola”).
La emisión de metano (CH4) por fermentación entérica de los bovinos (que es exhalado o eructado por los animales) representa la mayor parte de las emisiones en ganadería. De todas maneras, en los últimos años la emisión de GEIs por fermentación entérica se redujo de manera considerable a causa del importante descenso del stock nacional de vacunos registrado desde 2011 (ver gráfico).
Entre las medidas aconsejadas por el equipo de investigadores argentinos para reducir el impacto de las emisiones de GEIs en el sector agrícola se incluye la rotación con gramíneas. Si se analizan en forma individual las emisiones de los cultivos de soja, maíz, girasol y trigo se observa que la soja es el cultivo que menos emisiones de óxido nitroso (N2O) presenta debido al bajo o nulo uso de fertilizantes y al escaso aporte de residuos con relación a los demás cultivos. Los cultivos de maíz y trigo habitualmente requieren del agregado de nitrógeno como fertilizante y, por lo tanto, presentan emisiones mayores por hectárea de ese gas.
Sin embargo, si bien al incluir maíz y trigo en una rotación aumenta el uso de fertilizantes nitrogenados (y las consecuentes emisiones de N2O asociadas), también se generan aportes importantes de residuos de cosecha, los cuales actúan como sumideros de carbono, dando lugar a menores emisiones totales, especialmente en sistemas de siembra directa (impacto sobre emisiones de CO2 y N2O). Los fertilizantes nitrogenados, que resultan un insumo imprescindible en rotaciones que incluyan gramíneas (maíz, sorgo, trigo, cebada, etcétera), en términos relativos dan lugar a una menor emisión total de GEIs en un sistema de rotación.
El estudio también propone promover un mayor uso de fijadores biológicos de nitrógeno en cultivos de trigo y maíz, además de impulsar el uso de dosis variables de fertilización en el marco de la denominada “agricultura por ambiente”.