Estudio sobre pérdidas y desperdicios de alimentos en Uruguay_17.04.2018.
El Grupo de Trabajo Interinstitucional para la Disminución de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA) presentó un informe llamado “Estimación de pérdidas y Desperdicios de Alimentos en el Uruguay: Alcance y causas”.
Ese estudio, gestionado por la Fundación Ricaldoni y realizado por investigadores Universidad de la República (UDELAR) y la empresa Equipos Consultores, surgió de una solicitud de asistencia técnica del Grupo a la FAO y es el primero que se realiza en esta materia.
No se había registrado, “ningún antecedente de análisis, ni de estimación del grado de magnitud del problema, de los principales factores que lo generan y del impacto sobre la eficiencia de los sistemas alimentarios” en el país, según sus términos de referencia.
Se trata una primera fotografía de la realidad uruguaya en materia de PDA, que permite “orientar la planificación de acciones y la ejecución de acciones a corto plazo”.
“Los productos y resultados de la consultoría servirán para las autoridades, sectores involucrados y eventualmente a la población en general”, agrega el texto que motivó el análisis que será presentado el martes 17 de abril a los medios de comunicación interesados (ver abajo).
“En el Grupo de Trabajo, entendimos que era importante contratar un estudio académico, para tener una línea de base que es un inicio”, relató el Oficial a Cargo de la Representación de la FAO en Uruguay, Vicente Plata.
Lo hizo en una primera instancia de presentación del estudio realizada la semana pasada en la sede de la Facultad de Ingeniería, ante académicos, representantes de instituciones estatales y del sector privado vinculados al tema. El público presente demostró su interés en esa instancia, con una amplia participación durante el espacio de preguntas.
El trabajo fue presentado a la prensa el martes 17 de abril en presencia de quienes lo realizaron y de algunos representantes del Grupo.
El Grupo de Trabajo Interinstitucional fue creado en 2016 por impulso de la FAO que lo lidera, le provee información y financia algunas de sus actividades, como el estudio realizado.
Está integrado además por representantes del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente; el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca; el Ministerio de Desarrollo Social; la Intendencia de Montevideo y de la Comisión Especial de Asesoramiento legislativo sobre el Derecho a la Alimentación de la Asamblea General.
Entre los logros alcanzados se destacan los aportes realizados a la Ley de Residuos, que permitieron considerar las PDA en la normativa que está a estudio del Parlamento en la actualidad.
En ese mismo sentido, los resultados del trabajo que se está presentando podrán servir de insumos para la aplicación de lo que finalmente establezca dicha ley en lo que a PDA se refiere.
Objetivo Sostenible
Disminuir las PDA es un fin de los Objetivos de Desarrollo Sostenible acordados internacionalmente para el año 2030, y también es un elemento fundamental para acercarnos al Hambre Cero (ODS2), meta fundamental para la FAO.
La meta ODS 12.3 establece: “reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per capita en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y distribución, incluidas las pérdidas posteriores a las cosechas”.
Éste objetivo también contribuye directamente a la meta ODS 12.5: “disminuir de manera sustancial la generación de desechos mediante políticas de prevención, reducción, reciclaje y reutilización”.
Además, es crucial para alcanzar el ODS 2 “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”.
Esto motivó que el estudio solicitado por el Grupo de Trabajo fuera financiado por el proyecto regional de la FAO “Promoción del Código internacional de Conducta para la prevención y gestión de pérdidas y Desperdicios de Alimentos”.
Adelantos
Ese trabajo, gestionado por la Fundación Ricaldoni y realizado por técnicos de la Facultad de Ingeniería, la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración y de Equipos Consultores, así como consultores especializados, sólo pretende aportar un primer pantallazo de la realidad uruguaya.
Una de sus principales conclusiones del estudio es que, en el Uruguay de 2011 a 2016, se perdió o desperdició un millón de toneladas de alimentos por año en promedio, lo que representa el 10% de la oferta disponible para el consumo humano.
Ruben Barboza, consultor especializado contratado por la Fundación Ricaldoni, destacó la importancia de hacer “comparaciones entre las cadenas por producto”, lo cual también permite comparar entre cadenas de diferentes países.
El consultor además señaló que aún no existe una estandarización de los estudios de la FAO en la materia a nivel mundial como para poder comparar la situación uruguaya con la de otros países de manera más certera.
Por su lado, Plata agregó que el caso de los países exportadores de alimentos, como Uruguay, es particular respecto a los que producen para el autoconsumo.
También señaló que “es importante considerar la cadena, hasta el consumidor, no solo hasta el mayorista”.
La socióloga María Julia Acosta, de Equipos Consultores, estuvo encargada del diseño y testeo de cuestionarios mediante entrevistas cognitivas y de la encuesta piloto a personas encargadas de las compras y planificación en 50 hogares.
“La gente de ingresos económicos bajos tiene muy claro” cómo gerencia las compras y la planifica las comidas, destacó.
Además, señaló que el estudio arrojó que “el tener que comer siempre lo mismo, es una fuente de estrés” en ese sector. “El arroz con huevo es la comida más barata, según los entrevistados. A fin de mes, si no tienen plata, comen eso y cuando cobran comen asado”, resumió.
“Todo esto está inserto en una red muy compleja que hay que desentrañar, que incluye los hábitos culturales, alimentarios, de compra y de trabajo”, analizó, señalando que en muchas familias se les sirven las mismas porciones a todos los integrantes.
Advirtió que “también hay cierto reclamo en las entrevistas en las que las personas dicen, ‘tiro porque el alimento se me pone feo y no sé cómo reaprovecharlo’” y que los entrevistados además reconocieron dificultades para planificar menúes.
Patricia Lema, ingeniera química, doctora y Profesora Titular de la Facultad de Ingeniería, encargada de la presentación del estudio, enfatizó que “no hay un alguien culpable de nada”, que “no es un solo eslabón el que se tiene que hacer cargo de la solución” porque “todos consideramos el desperdicio desde nuestras distintas circunstancias”.
Por otro lado, aclaró que, aunque “hay pérdidas que se pueden reducir, otras son intrínsecas, inherentes a la cadena, porque cada cadena, cada etapa, tiene su propia lógica”.
Los números cuentan
El estadista Gabriel Camaño, de Facultad de Ciencias Económicas, también participó de la elaboración del estudio y de su presentación. Destacó como principal aporte de ese trabajo el hecho de haber podido establecer la muestra necesaria para determinar con exactitud el nivel de pérdidas y desperdicios en Uruguay.
Para alcanzar un “nivel de confianza del 95%”, sería necesario hacer una encuesta que abarque 1.570 hogares, según el trabajo.
El académico también explicó la metodología y cómo se buscó, mediante talleres, confirmar cuál era la tendencia en Uruguay respecto a lo establecido por la FAO en un estudio internacional publicado en 2011.
El estudio arrojó que, en Uruguay, la mayoría de las pérdidas ocurren en las etapas de producción y poscosecha.
Tal como se ha dicho anteriormente, estos son insumos para definir los pasos a seguir por el Grupo de Trabajo, pero también para la colaboración con otros proyectos en el área, como es el caso de Biovalor, liderado por el Ministerio del Ministerio de Industria, Energía y Minería, y financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés).
El Instituto Uruguay XXI publica en su informe de oportunidades de inversión en Agronegocios 2018 que “Uruguay tiene un gran potencial para aumentar la producción de bienes agroindustriales. Con una población de 3,49 millones de habitantes, se producen alimentos para 28 millones de personas y se prevé llegar a producir alimentos para 50 millones de personas en los próximos años”.
En ese marco, tener un panorama y un mejor control de las PDA es esencial para que Uruguay pueda hacer el mayor aporte posible al objetivo hambre cero.