La agricultura tradicional, caracterizada por labranzas intensivas que dejan el suelo desnudo, expuesto a lluvias torrenciales, al viento y a los rayos directos del sol, causan un rápido proceso de descomposición de su capacidad productiva. Entre las recomendaciones para recuperar un suelo enfermo, se cuentan la corrección de la acidez, fertilización orgánica y química, el cultivo de abonos verdes y la rotación de cultivos.
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